El tiempo - Tutiempo.net
Alcoi
El temps

El diario (de mi vida durante el COVID19) que será fuente histórica

Mireia Martí Expósito
  • "Aquí, en un supermercado de Santa Rosa, el mayor contagio es el miedo y los síntomas son las colas infinitas, medio supermercado vacío y la histeria de la gente."
  • "Sin olvidar la magnífica cuenta de Twitter que ha creado el propio COVID-19 en el que comenta “me está pitando el oído izquierdo y no sé por qué”, “nos vemos en el super” o “a lo mejor hablan de mí en la tele, que emoción”.

Hola! Soy Mireia Martí Expósito, una estudiante de segundo de periodismo (Universitat Jaume I de Castelló) que, con esta cuarentena he visto la gran oportunidad de poder escribir. Es por ello que he decidido plasmar en un diario todo lo que sucede cada día, contando las emociones, sentimientos, retos, actitudes, evolución... que estoy viendo de la gente de todo el mundo pero, sobre todo, de mi alrededor: especialmente de gente joven.

El  retroceso  al  pasado  mediante  los  diarios  de  nuestros  predecesores  es,  en muchas ocasiones, el perfecto aliado para entender mejor la historia, las causas y consecuencias de los hechos, las realidades ocultas, la vida en aquellos tiempos... Pero sobre todo, la lectura de ellos supone una oportunidad perfecta para poder (o intentar) ponernos en la piel de aquellas personas que nos hicieron un regalo dándonos su interior con palabras escritas con tinta y pluma.

Nunca  había  pensado  que  fuese  a  vivir  algún  acontecimiento  que  pudiese  ser recordado en la historia como algo excepcional.

Pero visto lo visto mis pensamientos han dado un giro de 360º con la llegada del “bicho” que nos va a cambiar la vida a todos.

Aún   es   pronto   para   decirlo,   pero   nos   enfrentamos   a   una   situación   sin precedentes  que  nadie  sabe cuándo va a acabar, cómo vamos a reaccionar, qué vamos a hacer durante este tiempo...Nunca antes ni yo ni nadie habíamos visto el futuro  que  teníamos  planeado  tan  oscuro.  El  futuro  cercano  es  absolutamente incierto.

 

Ante esta situación mi motivación por escribir y escribir está desbordándose.

 

Es  por  ello  que  he  decidido  hacer  un  diario  de  la  evolución  tanto  personal, familiar,  de  mis  amigos  así  como  de  la  sociedad  en  general  y  sobre  todo,  del virus.

Con ello quiero cumplir varios objetivos. En primer lugar poder, dentro de unos meses,   ver   el   inicio   del   problema   y   todo   lo   que  hemos  conseguido  como sociedad.  Y,  en  segundo  lugar,  dentro  de  50 años poder mostrarle a mis nietos que no solo la guerra es digna de contar en un diario histórico.

 

Jueves 12 de marzo. Día -2: A mi no me afecta

 

La  vuelta  a  casa  en  el  tren  se  convierte  en  una  más  para  mí,  bueno  una  más contando   la   semana   de   fiesta   que   tengo   por   las   supuestas   Fiestas   de   la Magdalena de Castellón.

Las  ganas  de  llegar  a  Alcoy  son  las  mismas  que  las  de  todas  las  semanas.  Las sensaciones  son  las  mismas  durante  el  camino,  pero  las  conversaciones  entre mis  compañeras  de  viaje  empiezan  a  variar.  Todas  y  cada  una  de  ellas  están encaminadas hacia un tema: el coronavirus.

“Yo tengo miedo por mis abuelos”, “Yo creo que en España tampoco llegará a ser para tanto”, “¿Cómo no voy a salir de casa ni para tomarme una cerveza con mis amigas?” son algunas de las frases que se pronuncian.

Yo  misma  digo  la  última.  Para  mí  es  impensable  estar sin salir de casa y, por el momento, el Gobierno no ha declarado absolutamente nada.

Llego a casa y, como tengo previsto, me voy a caminar con mi gemela. Durante el camino me cuenta cómo ha vivido esta semana y se desahoga porque la pobre no puede  estar  más  agobiada.  Ella  viene de Madrid, y la situación de la paranoia la ha vivido en primera persona.

Desde entonces empiezo a ver más cercano el problema, pero de momento a mi no me afecta y no lo veo del todo grave.

 

Viernes 13 de marzo. Día -1: Amalgama de emociones

 

No creía yo que este día iba a estar tan repleto de sensaciones.

Durante  el  día  de  ayer  estuvimos  llamando  al  número  de  emergencia  para informarnos  sobre  qué  debíamos  hacer  en  caso  de  tener  los  síntomas,  pues  la fobia de mi hermana a ser un “foquito de corona” es real (y eso que sólo tiene un síntoma de coronavirus: tos). Tos, mocos, picor de garganta...síntomas claros de un  resfriado/alergia.  Pero  claro  viene  de  la  capital  y  tiene  el  miedo  metido  a poder   tener   el   virus.   A   pesar   de   las   30   llamadas   que   hicimos,   no  fuimos correspondidas.

Lo  primero  que  hago  es  acompañar  a  mi  hermana  al  médico,  la  cita  ya  estaba prevista por otro problema que tenía. La situación al principio parece ser normal hasta  que  sale  el médico con una mascarilla ultra profesional y nos impide a mi madre    y    a    mí    entrar    con    Laura.    Las    consultas    al   parecer,   se   hacen individualmente   y   de   una   forma   muy   peculiar:  el  paciente  le  comenta  sus problemas desde la puerta al médico para mantener distancias. Yo no he estado en esa situación pero me empieza a dar muy mal presentimiento todo esto.

1ª sensación: miedo de tercer grado

Llega la hora de hacer la compra, supongo que no será para tanto.

Vale, he supuesto mal, ¿esto qué es? ¿El fin del mundo, la III Guerra Mundial o La Purga? Aquí, en un supermercado de Santa Rosa, el mayor contagio es el miedo y los síntomas son las colas infinitas, medio supermercado vacío y la histeria de la gente.  Espero  que  estos  síntomas  se  vayan  rebajando  para  que  el  miedo  no  se convierta en una “pandemia” en toda regla.

2ª sensación: felicidad

Las  redes  sociales  están  creando  cuentas  de  “qué  hacer  en  estos  quince  días”, que probablemente deberemos estar nuestras casas, con ideas como acabarte la saga  de   Harry   Potter   (y   empezarla),   ordenar   armarios   o   prepararte   para participar en Master Chef.

Sin olvidar la magnífica cuenta de Twitter que ha creado el propio COVID-19 en el que comenta “me está pitando el oído izquierdo y no sé por qué”, “nos vemos en el super” o “a lo mejor hablan de mí en la tele, que emoción”.

Esto  es  algo  que  me  alegra  dentro  del  surrealismo  en  el  que  estoy  sumergida, aún no soy consciente de lo que puede pasar y un poco de humor siempre viene bien.

 

3ª sensación: arrepentimiento

El lema #QuédateEnCasa se está haciendo viral pero nadie nos está impidiendo estrictamente  quedarnos  en  casa.  Por  eso  decido  ir  con  mi  hermana  a  la  Vía Verde.

Hace un día estaba repleta de gente, hoy no es posible ni contar cinco personas. Entonces   es   cuando   me   arrepiento   de   haber   venido,   me   arrepiento   y  me pregunto ¿será la última vez que venga aquí hasta que pase todo esto? y ¿Cuándo pasará?

 

4ª sensación: miedo de segundo grado

Entro al mismo super que esta mañana a comprar unas cosas que se nos habían olvidado  y  me  encuentro  con  una  situación  totalmente  contraria  a  la  de  hace unas horas: no hay absolutamente NADA ni NADIE.

Cojo  la  única  cosa  que  tenía  coger  y  me  salgo.  Creo  que  tengo  miedo,  una sensación muy rara que ya no sé ni lo que es.

 

5ª sensación: emoción

Tengo  unos  amigos  italianos que llevan una semana en cuarentena. Esta familia está  formada  por  artistazos  en toda regla: componen canciones, cantan, bailan, actúan, etc.

Para amenizar al vecindario han decidido hacer un concierto desde su balcón y, cuando he visto los vídeos que me nos han mandado, no he podido emocionarme más,  no hay cosa más bonita que ver cómo ciudadanos de a pie hacen cosas así

¿Conseguiremos ver esto en nuestro país dentro de una semana?

 

Sábado 14 de marzo. Día 0: tristeza alcoyana

 

Me   despierto   y   todavía   no  hay  información  oficial  nacional.  Pero  hay  otra información que me afecta, probablemente el triple de lo que puedan afectarme las  palabras  de  Sánchez:  el  aplazamiento  de  las  fiestas  de  Moros  y  Cristianos. Aún no tengo palabras para describir lo que siento con esta noticia, supongo que algún  día  de  estos  sacaré  fuerzas  y  podré  hablar  de  ello.  Por  el  momento intentaré hacerme a la idea.

Hoy  se  ha  hecho  evidente  el  fenómeno  Netflix.  Incluso  la  gente  que  no  estaba enganchada a la serie Élite, se ha acabado ya la tercera temporada.

Yo  no  iba  a  ser  menos y ya me la he acabado. Por lo demás, ha sido un sábado típico  de  manta,  palomitas  y  peli  tras  peli  con  lluvia  pero  con  los  factores  un poco alterados: no llovía y estaba en autocuarentena.

 

La  sexta  sensación se ha pronunciada a las nueve de la noche: miedo de primer grado. Pedro Sánchez ha declarado lo previsible, el Estado de Alarma.

 

Domingo 15 de marzo. Día 1: contando aplausos y no los días

 

El  viernes  me  preguntaba  ¿conseguiremos  ver  esto  en  nuestro  país  dentro  de una semana?

Y  ahora  no  paro  de  ver  vídeos,  directos,  fotos,  etc  de  gente  en  sus  balcones poniendo  música,  jugando  al  bingo,  jugando  al  “+camarero,  -qué”... Es  más,  en Alcoy son varios los Djs que se han animado a animar al vecindario.

Si  esto  ha  pasado  en  el  primer  día  de  cuarentena no quiero imaginarme lo que puede pasar en el décimo o en el último.

Hoy  he  hecho  por  primera  vez  videollamada  con  mi  abuela.  Menos  mal  que podemos vernos, al menos, de esta forma. No me quiero imaginar no tener estas posibilidades.

Pero  si  tuviese  que  quedarme  con  algo  hoy,  sería  con  lo  más  emocionante, los minutos de aplausos de las ocho de la tarde. Que sea así todo los días para poder de  esta  forma,  contar  los  aplausos  en  vez de los días que faltan para que acabe esto.

 

Lunes 16 de marzo. Día 2: la cuarentena me quita tiempo

 

Primer  día de rutina, menos mal que hace mal tiempo y salir, pudiendolo hacer, sería imposible igualmente.

Escribo,  hago  ejercicio  y  me  acabo  la  primera  película  de  Harry  Potter.  En cambio ni empiezo “Vivir sin permiso”, ni estudio ni hago una comida como Dios manda, que son las cosas que estaban en mi planning. He de admitir que hoy he perdido mucho el tiempo, creo que aún estoy muy desubicada.

Intento sólo informarme del tema una vez al día, que es lo que recomiendan para no    saturar    la    mente,    pero    eso    es    imposible    y    a    la    vez   lo   hacemos inconscientemente. Es por ello que, a pesar de recibir sobreinformación, intento seleccionar   la   importante   ya   que   eso   es   una   labor   tanto   posible   como consciente.

Por  otra  parte,  veo  que  estamos  saturados  de  memes  y,  aunque  no lo parezca, una información dada mediante un meme nos cala más que otra cualquiera. Sino no   nos   hubiésemos   enterado,   por   ejemplo,   de   la   compra   masiva  de  papel higiénico. Gracias memes.

Mis  amigas  siguen  siendo  un  papel  fundamental  en  esta  situación.  Hoy  nos hemos  estado  imaginando  el  primer  día  de  fiesta “para las que sobrevivamos al coronavirus”, pero de momento nos conformamos con quedar el viernes a las 20 h. en la tercera sesión de Skype. Otra amiga ha recordado que eso que dijimos de que  “2020  iba  a  ser  el  año  de  nuestras  vidas”  tendría  que  esperar para el 2021. Bueno, no tiene el por qué, quedan más meses que menos.

Es demasiado pronto para decirlo, pero hoy pongo en evidencia mi teoría de que bajo  presión  se  trabaja  mucho  mejor.  Y  es  que  de  toda  mi  planificación  no  he cumplido  nada.  Tendré que ponerme las pilas porque sino la cuarentena en vez de darme tiempo me lo va a quitar.

 

... continuarà

 

Mireia Martí Expósito